El mundo moderno se caracteriza por la ambivalencia. También por la incertidumbre. Estas acompañan a la persona hoy generando nuevos significados para la misma, lo que permite múltiples explicaciones de lo que acontece en el mundo, dejando vía libre para aquellos que tienen más poder mediático o político para ganar terreno en la sociedad de consumo, a donde se afana el ser humano con sumo hedonismo.
Otro marco que explica el mundo moderno es la sociedad del espectáculo, en donde hombres y mujeres evitan los problemas y los dolores para ejercer los placeres de la vida, con comunidades y personas en desmoronamiento.
En este panorama, buena parte de la política, sobre todo los partidos políticos, se convierten en una herramienta de decadencia de la vida comunitaria. Así, ¿qué puede hacerse de nuevo para poner a la persona en el centro de este escenario, con protagonistas que trabajen desde la educación para un horizonte de futuro?
Parece verse cada vez más claramente que ya no es una simple comunidad sino una masa de objetos individualizables, caracterizada por ser una mezcla singular de anarquía y de tiranía, algo que se explica por la tiranía del individuo anónimo. Una de estas expresiones tiránicas es la del hijo que lo tiene todo y que martiriza a padre y madre, y cuyos deseos son la norma suprema. Véase el aumento de la violencia intrafamiliar, de hijos a padres, tema cada día más preocupante y pasado casi por alto por la política educativa oficial.
Dentro de esa ambivalencia se habla de una sociedad de individuos sin carácter, de una sociedad sin rostro, del mundo del se, cargada de ideas generales y de opiniones vagas. Es el mundo de las posiciones neutrales y del conocimiento objetivo, donde reina el «se dice» y el «se hace», donde surgen las masas, cuyo anonimato aprovechan los partidos políticos y sus entes de opinión, el poder de las encuestas «cocinadas», para poder diseñar una política educativa a medida de aquellas ideologías de unos cuantos.
Pero el ciudadano observa que los partidos se han burocratizado, con una crisis y, a la vez prepotencia, del Estado. Un Estado que ha arrebatado a la sociedad civil sus funciones y una sociedad que no sabría sostenerse sin las muletas estatales. Esto muestra, una vez más, que la dominación del Estado causa siempre, a la larga, el declive letal del individuo y de la sociedad civil.
¿Te ha gustado?
Si te gustó te pido que le des a ME GUSTA en Facebook, Twitter, Google+ y LinkedIn, allí también está este artículo. ¡Gracias por COMPARTIRLO!
Además, para recibir los artículos que voy publicando puedes suscribirte a mi blog. Puedes hacerlo en el margen derecho de esta web poniendo tu email y dándole al botón. ¡Gracias!
Si te interesa leer sobre el Fracaso Escolar, te dejo mi libro publicado en Amazon. Su título es LOS SECRETOS DEL FRACASO ESCOLAR. CÓMO HACKEAR LA MENTE DEL ALUMNADO. Llegó a ser Número 1 en todo el mundo gracias a todos vosotros. Puedes hacer click en esta imagen de más abajo para bajar el libro online.