Tener oídos sordos es algo que debería estar desterrado de nuestras vidas. Alguien me dirá que a veces es bueno tenerlos para no dañar nuestro interior. Alguien me recodará que a veces es bueno “ser sordo” para no distraer nuestra mente con las veleidades de una vida desordenada que no nos permite crecer. Cierto. Pero tener oídos sordos como actitud vital no hace más que hundir nuestro pozo interior en las aguas de la soledad. Y esto no es bueno.
No podemos ser cadáveres ambulantes
Recuerdo aquel gran orador al que yo atendía desde pequeño, que repetía cada año una gran frase de Agustín de Hipona: “No podemos ser cadáveres ambulantes”. ¿A qué se refería? La idea era simple y, al mismo tiempo, profunda: hemos venido al mundo para hacer cosas, para hacer algo grande. Todos hemos venido al mundo para tener vida, comunicarla, iluminar nuestro propio interior, dar luz a los demás.
Estoy seguro de que esta es la mejor manera de vivir, tener vida y comunicarla. Por eso, olvídate de ser un cadáver ambulante y, en ello, tener oídos sordos al mundo, a lo más cercano que te rodea, a tu propia interioridad.
Tener oídos sordos es perder por completo nuestra sensibilidad, algo que va más allá de los cinco sentidos, algo que los comprende pero que los catapulta a su nueva dimensión de lo personal. Oídos sordos es cuando pierdes la sensibilidad hacia lo que nos rodea, en una actitud que entorpece captar una parte de la realidad, fundamental para que entiendas el mundo.
Tienes oídos sordos cuando haces una lectura epidérmica y superficial del mundo. Esto te deja en la entrada del edificio de la vida y de tu historia personal. Esta es la manera triste de quedarte sólo en la puerta de lo profundo de las cosas, impidiendo su comprensión interior, parando nuestro acceso a la raíz de lo que nos rodea.
Accederás a un mundo nuevo
En el caso del emprendedor, tener oídos sordos es acceder con muletas a la realidad, lo que hace imposible recorrer todas las ciudadelas del interior de la misma. Así, acceder a la realidad es un problema porque te aleja de la misma, aún usando el mejor método de acceso e interpretación sobre todo aquello que ves a tu alrededor.
Es hora de que impidas tener o que te impongan tener oídos sordos. No evitarlo te colocaría paralelo a la realidad, incluso de espaldas a la misma. ¡Tanto que has trabajado hasta ahora! ¡Aumenta tu sensibilidad sobre la realidad, accederás a un mundo nuevo!