Si fuera fácil de responder esta pregunta, navegaríamos por otros mares. Fíjate lo que te digo. ¿El propósito de tu proyecto? ¿El propósito de tu emprendimiento? ¿El propósito de tu vida? ¿Dónde pones el punto?
Hacer preguntas y hacértelas en todo momento es uno de los motores que más alimenta nuestra transformación. Quien no pregunta pierde la capacidad de conocer el mundo y quien no se pregunta por nada anula su competencia, su voluntad, y hasta el interés, por conocerse y, así, poder guiar su vida.
No preguntar ni preguntarte nada es dejar que otros monitoreen tu vida, con el peligro de que sean ellos quienes la dominen y, en muchos casos, la empobrezcan.
Levantas la mano y tu entorno te machaca
Preguntar y preguntarse es una habilidad continuamente machacada por nuestro entorno. La familia, la escuela, la Universidad, etc., han pulverizado en muchas ocasiones nuestras ganas de preguntar. El resultado es un yo apocado y mutilado, incapaz de expresarse en busca de sentido. Una pena.
Imagina por un momento que ya estás en la habilidad de hacer y hacerte preguntas. OK, ya lo tienes, pero repito, ¿dónde pones el punto? Has decidido, incluso, volver la mirada sobre ti mismo y, entonces, te atreves a preguntarte «¿cuál es mi propósito?». Y la pregunta se hace muy grande y pesada, te hace tambalearte. Dices incluso “no puedo”.
En una conversación sincera contigo mismo lo primero es mantener la calma y, lógicamente, buscas el tiempo necesario para esa reflexión personal, tan necesaria para no quedarte en tu yo más epidérmico. No olvides, entonces, que no son absurdas estas cuestiones sobre ti mismo, nada sobre ti mismo es tonto, no flageles tu inteligencia de esta forma. Sí, ciertamente, se trata de quererte a ti mismo, de ahí que dediques tiempo.
Pero has de saber una cosa. Preguntar cuál es tu propósito es entrar en la aventura del dinamismo de la vida. Es entrar en aquello que te apasiona, que probablemente aún no conoces y que, además, puede ser algo cambiante. Nada fácil.
La respuesta no sale a la primera, pero insiste
Si ejerces de cuestionador de la realidad, algo que está en las antípodas del conservadurismo como actitud inmovilista, verás cómo tu vida va cambiando, cómo tu pregunta te va modificando, hasta qué punto tus respuestas son nuevas cada lapso de tiempo.
“¿Cómo puedo conocer mi propósito?”, es la pregunta que tienes que hacerte sin descanso, aún en la sospecha de que la respuesta no va a salir a la primera, o en la certeza de que ésta irá cambiando con el tiempo.
El dinamismo de la vida se muestra como acontecimientos y éstos deben enviar señales de realidad que te permitan gobernar tu vida. Por eso…