La voracidad insaciable

Es la primera vez en la historia de España que un Parlamento acepta una Iniciativa Legislativa Popular (ILP), jamás había ocurrido en 35 años, se habían presentado muchas durante estos años, todas se habían rechazado. Tal vez por esto también haya sido aceptada otras más que se presentaba, la de los toros, huele la cosa a que el pueblo pensara que sus políticos estaban siendo demasiado presionados por ciertos colectivos, no porque todos ellos fueran muy taurinos.

Ocupación de viviendas por familias sin recursos.
Ocupación de viviendas por familias sin recursos.

La ILP para que se debatieran ciertos asuntos que afectan a la actual legislación hipotecaria, se presentaba con 1.400.000 firmas, 900.000 más de las necesarias. El aval del pueblo estaba asegurado, pero, como digo, sus señorías no se habían sensibilizado con ninguna de las ILPs presentadas hasta ahora, dejando en el ostracismo a aquellos que les habían confiado el poder mediante su voto. Lamentable democracia de la que han sido hasta ahora cómplices todos los grupos políticos.

Sin embargo, la ILP, aún en su apariencia no debe interpretarse como una iniciativa angelical. Asuntos que conlleva como la dación en pago con carácter retroactivo puede tener efectos perversos, es una manera de romper las reglas del juego a esta altura del partido y un mensaje funesto de cara al exterior que observa de qué forma resolvemos nuestros problemas, de qué forma respetamos las reglas ahora que nos están prestando el dinero.

Veo dos problemas fundamentales de fondo: el desempleo y la voracidad de la banca. Es cierto que hay que cambiar nuestra ley hipotecaria, en esencia lleva funcionando más de un siglo y es más que evidente que sus señorías han tenido tiempo para cambiarla. Si hasta ahora no se ha cambiado es porque, literalmente, no han querido, que se dejen de milongas.

Esta ley hipotecaria presenta una terrible cara a los ciudadanos. Ha sido denunciada por la Unión Europea en un informe por carecer de ciertos derechos para los hipotecados, por ejemplo cuando se ejecuta el procedimiento judicial por falta de pago el deudor no tiene voz en el mismo, quedando en la posibilidad de perder su casa sin que pueda mínimamente defenderse delante de un juez. ¿Hay mayor injusticia?

Otro ejemplo. Nuestra ley carece de la llamada “segunda oportunidad” que se da al dueño de la casa, mediando, en el caso de Francia, el Banco de Francia, para que el proceso de ejecución gane en garantías, sea más humano, haya un mayor plazo de demora, haya más justicia social frente al dinero y quienes ostentan su poder: la banca.

Cierto que el Partido Popular impulsó algunas medidas, fundamentalmente el código de buenas prácticas, pero al ser voluntario sólo unos cuantos bancos se adhirieron a él. 13 suicidios durante estas últimas semanas son la prueba de su insuficiencia y su casi completa inutilidad. Ahora una ILP entra en el Parlamento, contra todo pronóstico, con la presión de estas muertes, dolorosas siempre, pero que nunca debieron haber sido el eje de la presión legislativa.

Termino ya. Dije que veo dos problemas: desempleo y voracidad de la banca. Me pregunto, ¿qué hacían las Cajas de Ahorro, “banca pública”, prestando dinero para hacer promociones de viviendas a lo loco? ¿Por qué el Banco de España miraba para otro lado mientras el sistema engordó como un cerdo que irremediablemente iba a ser llevado al matadero? ¿Quién pone coto a la voracidad indecente de la banca? Aún no está claro el oscuro papel del Banco de España en tiempos del irresponsable Zapatero. La deshonestidad aún no ha llegado a su límite…

En este momento excepcional hacen falta medidas excepcionales. Hay familias sin techo en un país donde el derecho a la vivienda está consagrado en la Constitución Española, el asunto sabe a timo monumental.

Y se toca fondo en un momento en donde el desempleo roza los 6 millones, 37% en Andalucía, algo que multiplica casi por 4 el paro en Europa. Somos un escándalo público, ojo, menos para sus señorías. Es cierto, hay un grave problema hipotecario, agravado porque no hay trabajo y porque sin trabajo dejamos de pagar nuestra vivienda. Es entonces cuando los bancos, dueños y señores de nuestros derechos constitucionales, ejecutan sin piedad. Ahora nos damos cuenta de que habría que impedir la voracidad insaciable de los bancos.

Una ILP aterriza en el Parlamento, esperemos que a sus señorías no les dé la risa y legislen con cabeza y corazón, haciendo a la banca más humana y comprendiendo, de una vez, que este derecho, el de una vivienda digna, no es de los últimos sino el primero.

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