Segunda parte de Diálogo por una educación mejor.
Otro aspecto fundamental que preocupa a actores y receptores de la educación es la enseñanza. El aprendizaje y ella misma, en una relación educativa profesor-alumno que podemos hacer improductiva o la más fructífera de las relaciones jamás habidas en la historia de la humanidad. No olvidemos que la educación, y en ella su instrumento «enseñanza», se define como la «intentio benevolentiae» (la intención de hacer el bien).
En la enseñanza, el problema de los contenidos, su estructuración, disposición, presentación, actualización, utilidad, apertura, flexibilidad, diversidad, atractividad, etc., pueden hacer pequeño o grandioso al aprendizaje, convertir a éste en un elemento sin pena ni gloria, o hacer del mismo el más importante aguijón para la vida de la persona.
Ciertamente hablar de diversidad en los contenidos es apostar por todos, no sólo los conceptuales que imprimen disposiciones proclives a la memorización en exclusiva, igualmente contemplar contenidos vinculados a los valores, lo emocional, lo afectivo, lo actitudinal, lo procedimental, en un esfuerzo continuo por reconocer y trabajar por la persona completa.
Y junto al problema de los contenidos tenemos el no menos importante de las metodologías de enseñanza-aprendizaje y al lado de ellas el significado otorgado a la evaluación. Un aprendizaje más rico requiere metodologías diversas, activas, participativas, actuales, innovadoras y que dejen huella en el alumnado. El peso que se le dé en estas consideraciones a la formación en competencias puede ser decisivo, competencias generadoras de nuevos haberes para el alumnado en el terreno de lo cognitivo, lo psicomotor y lo afectivo, y las relaciones multiproductivas que se producen cuando estos tres se ponen en relación, nueva energía para los aprendizajes que se necesitan hoy.
Finalmente, el marco donde todo esto tiene lugar es el dibujado por un sistema educativo y su estructura, fines y organización, en el marco del ecosistema cultural propio de cada lugar lo cual lo determina. Este sistema fue diseñado para una época distinta a la nuestra, pero ha sido heredado por nosotros sin mayores problemas, ni contemplaciones, ni adaptaciones. Siendo así en muchos sentidos chirría.
Dentro de ello, repensar los espacios para aprender y su organización, los medios al alcance del alumnado y profesorado para el logro de estos fines, tecnologías informáticas como elementos de impacto en el sistema incluidas, la inclusión de los idiomas extranjeros y su enfoque, la ratio profesor-alumno, el significado de la calidad, etc., todo esto debe ser analizado y puesto al servicio de una educación centrada en el alumnado e impulsora del talento y el progreso de todos.