Es redundante decir que en la vida tienes etapas que vivir, pero es lo cierto. Lo importante es el contenido de cada etapa y cómo la vives. Emprender es como vivir etapas. Emprender es la vida misma, más aún, es una forma legítima, energética, admirable y generosa de vivir la vida.
¿Por qué hablo del contenido y del cómo? Porque emprender en cada vida es llenar de acontecimientos la vida de cada uno, a través de una original y personal forma de vivir emprendiendo. Recuerda aquello de que el acontecimiento será nuestro maestro interior, aquél que nos madura como personas y como emprendedores. Y estos acontecimientos rodean nuestra vida penetrando la misma, haciendo de nuestro emprendimiento un camino hacia un lugar irrepetible, como camino y como horizonte, una gran aventura.
Entonces, ¿cuál es la herramienta más importante para que el contenido, la forma de hacerlo y cada acontecimiento sean realmente reveladores en todo emprendedor? Muchas veces me lo han preguntado y cada día lo tengo más claro. Lo que permite una singular sensibilidad en cada uno de estos componentes, necesarios en la vida de todo emprendedor, es la ACTITUD.
Las actitudes lo son todo
Actitud es la típica palabra usada frecuentemente. Es tan usada que habitualmente perdemos el significado de la misma, su sentido más profundo. Pero, ¿qué es una actitud? ¿Cuáles son sus componentes? Decimos que tenemos que tener actitud, nos piden cambiar de actitud, sabemos que la clave es la actitud… Pero qué es una actitud.
La actitud se organiza a partir de las vivencias y orienta o dirige la respuesta de un sujeto ante determinados acontecimientos. Es una predisposición a comportarse de una manera particular y habitual, relativamente estable. La actitud es más bien una motivación social antes que una motivación biológica.
Una actitud es la manera en la que un individuo se adapta de forma activa a su entorno y es la consecuencia de un proceso cognitivo, afectivo y conductual, de ahí que hablemos de tres componentes. El componente cognitivo se refiere a la información que poseemos sobre algo. Lo emotivo es aquello que nos lleva a admitir o rechazar algo y que nace de nuestros afectos. Y lo conductual, finalmente, es en lo que se traduce una actitud. Toda actitud se refiere a una conducta, una manera de ser.
La manera en que somos. Fíjate entonces que hablamos de la manera de ser del emprendedor. Determinada forma de ser cuando emprendes puede llevarte a la ruina, más pronto que tarde. Una concreta forma de ser emprendedor te puede llevar al éxito más rotundo.
¿Y ahora qué?
Y ahora te estás preguntando cuál de esos tres componentes es realmente decisivo. Hay un elemento fundamental que dirige nuestra conducta y ese no es otro que el emotivo, porque determina y condiciona nuestra conducta final.
Así pues, ama lo que haces, apasiónate por lo que emprendas. O mejor dicho, emprende sólo lo que realmente ames. Evitar esta actitud habitualmente conduce a la nada.