Toda la vida diseñando un futuro que, por supuesto, nunca llega (al menos si depende de otros). Toda la vida preparando un futuro que, cuando llega, es un insulto. Ya sabes a qué me refiero.
Para muchos la vida se ha convertido hoy en una inmensa feria del talento. Pregoneros de los Másters del Universo aquí y allá, convenciendo a los que pueden de la importancia de salir de zona de mediocre, donde casi todo el mundo se sitúa. El sentido de lo que dicen es claro: el futuro es sólo para aquellos que salen de la mediocridad y asumen una vida talentosa. Para el resto sólo espera la condenación.
¿Hay algún problema con esto? Tal vez no para muchos. Pero la vida nos devuelve una lección clara: pocos son los que logran tener una vida talentosa. Al mismo tiempo, muchos son los que dejan de hacer millones de cosas importantes durante el camino. Para otros se hace duro y hasta llegan a enfermar tratando de lograr un horizonte de talento.
El horizonte al alcance de la mano
Al alcance de la mano se dirá. Pero no es menos cierto que una vida plana es la que nos espera a la mayoría. ¿Es esto malo? ¿Debemos caer en depresión por lo mismo?
Emprender, entonces, se convierte en una fiebre. Ese es tu horizonte, te dices a ti mismo convencido de lo que oyes, pues piensas que te espera el talento. Y te espera el talento, te lo repites una y mil veces. Y no llega, y te rompes… ¡Qué difícil y qué carente de sentido es la vida planteada y ejercida de esta forma!
Pero te paras a pensar
Pero eres capaz de pararte a pensar, pararte simplemente. En ese momento ves los que corren a tu lado con la respiración entrecortada. Sin parar te sonríen con malicia porque te has parado. Pero pasan los años y ves que también se pararon y que lograron ver el presente como la gran oportunidad. Y te alegras. Observan el instante perfecto para tratarte bien, amar a los demás. Todo en ese momento es intentar solucionar algún problema real (hoy), relacionar los puntos y combinar las pasiones.
Y todo eso tú ya lo hiciste antes. Recuperaste tu interés por el aquí y el ahora y no dejaste que el allí te enfermara.
Cada momento presente te emociona y eres capaz de apasionarte con las acciones del ahora. Serás capaz de encontrar maestría aquí y ahora. Obtendrás un jugo del presente que te hará olvidar todo futuro, porque sabes que no existe o, tal vez, porque lo tienes asegurado.
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