Se dice, con razón, que William Shakespeare es uno de los mejores psicólogos que jamás ha habido. El título de esta reflexión proviene en parte de uno de sus versos, memorable por lo demás: “El pensamiento es esclavo de la vida”.
La frase completa de Shakespeare, extraordinaria, dice así en boca de Hotspur en la obra de Enrique IV:
“Pero el tiempo es esclavo de la vida, y la vida es el juguete del tiempo, y el tiempo, que pasa revista al mundo entero, debe tener un final”.
El poder de las experiencias en cada uno de nosotros es inmenso
¿Recuerdas que nuestra vida es finita, que tiene un final? Ahí te cuento algo más. Ahora te hablo del contenido de nuestra vida, porque es algo que realmente importa. Nada ocurre de forma abstracta, somos seres fisiológicos clavados en un mundo con historia e impregnados de experiencias, aquellas que acontecen, las que tienen lugar porque ocurren, sin más, y aquellas que otros o nosotros “preparamos” para que tengan lugar. ¡Y el poder de esas experiencias en cada uno de nosotros es inmenso! ¡Son determinantes!
Ciertamente la vida es finita y hay mucha gente que tiene la sensación de que es corta. Fíjate que hablo de sensaciones. Hay un dato objetivo y es el número de años que cada uno de nosotros vaya a vivir. Esto es también una gran incógnita. Nadie sabe cuánto va a vivir. Pero lo que es cierto en cada uno es la experiencia subjetiva del tiempo. Hay quien dice que la vida se le hace corta y hay quien afirma que la vida es larga y hay tiempo para todo… Una experiencia muy personal influida por los acontecimientos y la cultura en la que cada uno vive.
Pero el tiempo pasa revista al mundo entero. Y la vida no da igual cómo expandirla en tiempo de cada uno.
Qué contenido le vas a dar a tu vida
Importa el tipo de vida, que es lo mismo que decir qué tipo de experiencias vivimos. En la vida de un emprendedor, o quien pretende serlo, esto es fundamental: a lo largo del camino somos la suma o, mejor dicho, la multiplicación de las experiencias que tenemos la oportunidad de vivir. El contenido de la vida deja una huella en nosotros y la huella determina la realidad de nuestra vida personal.
Es como que el tiempo es caprichoso y que ese juguete es la vida, como dice Shakespeare, de ahí que la dotemos convenientemente y a tiempo, de forma temprana, con el cuidado de quien empieza pronto.
Estoy convencido de que Steve Jobs no habría sido nada sin disfrutar cuando todavía era un niño del Hewlett-Packard Explorer Club, allí “experimentaba” los últimos inventos de HP de manos de ingenieros de la propia compañía. Esto selló su conocimiento y su pasión por la tecnología de forma temprana, determinó su vida.