A los amigos del equilibrio, cosa importante, les diré que hay que pensar radicalmente la cuestión y no solamente responder con un “ambos son importantes”. ¿Por qué? Porque siendo ambas fundamentales para todo emprendimiento, cada una se resuelve desde instancias distintas.
La financiación es la cosa material, no estrictamente necesaria en muchas ocasiones, para poder emprender o, al menos, iniciar un emprendimiento. Chris Guillebeau explica este punto en su interesante obra 100€ Startup.
El libro comienza así…
“Imagine una vida en la que invierte todo su tiempo haciendo lo que quiere hacer. Imagine que centra su mayor atención a un proyecto que ha ideado usted mismo. Imagine que entrega una carta a su jefe que dice: Querido jefe, le escribo para hacerle saber que ya no se requieren sus servicios, gracias por todo, pero ahora haré las cosas por mí mismo”.
Una gran lección de este libro es el poder del autoempleo. En él se nos dan las claves para encontrar nuestra propia libertad, deseo que permanece en el interior de todos nosotros, aún sin saberlo mucha gente. En el libro se entrevista a 1.500 emprendedores de diferentes ciudades que han logrado crear negocios en los que ingresan un mínimo de 50.000 dólares al año, con una inversión inicial mínima (algunos con 100 dólares).
Es muy interesante en el libro la definición del “Modelo sigue tu pasión”. Muy recomendado.
En el lado importante están las ideas
La idea, o el conjunto de ellas, son el elemento esencial sin el cual no hay emprendimiento.
¿Un buen emprendimiento sin buenas ideas? Cosa inconcebible. Emprendedores con grandes ideas, luego acompañados del “fuego amigo” (equipo, ecosistema, energía, etc.), pueden plantar cara a la realidad y desafiarla hasta que esa idea se haga hegemónica.
¿Por qué entonces la creencia mayoritaria es que el principal problema para emprender es el problema de la financiación, el de la falta de recursos? Francamente, estamos ante un mito, una cortina de humo con la que se tapa el más grave problema de las sociedades con ecosistemas emprendedores pobres, como los que ampliamente nos rodean por todos lados.
Dentro de estos ecosistemas se encuentran, por supuesto, los sistemas de formación, académico y profesional, Primario hasta Universitario. Un fracaso para la cultura del emprendimiento, debido a su torpe desenfoque. Un sistema de formación caduco y, desde luego, inservible para generar ideas que aporten valor acompaña al ser humano desde hace décadas.
Entonces qué
Y si estamos ante el problema de decidir, porque pensamos tener algunas ideas, pero nuestro principal problema es creer que no tenemos dinero para iniciarnos. Entonces, ¿financiación o ideas para emprender? Siempre me quedaré con estas últimas, las ideas. Un puñado de ellas realmente sería suficiente para cambiar la vida de una persona y, sobre todo, el rumbo de buena parte de la humanidad.
Ideas, ésa es la necesidad número uno. Por eso hay que trabajar duro para lograr buenas ideas, extraordinarias ideas con las que emprender y, si perseveramos, triunfar. Asegurado.