Hace unos días una madre me comentaba en una red social lo siguiente…
«Falta de tiempo por necesidad laboral. Somos muchos los padres que nos llevamos todo el día trabajando y pasamos pocas horas del día con ellos (los hijos), cuando llegamos es casi la hora de irse a dormir, si no podemos disfrutar y hablar, hacerles comprender, reflexionar… qué «autoridad» tenemos…».
¿Qué autoridad tenemos los padres?
Hoy parece que poca. Rectifico, para los que piensen que soy radical en esto. Digamos que menos que antes. Todo está condicionado. Y hay un interés enorme en «robar» autoridad a los padres para que estos eduquen.
No se trata de robar la autoridad en sentido clásico. Eso sería casi un escándalo y se notaría muchísimo. Si fuera así, habría más gente protestando, más padres gritando, enfurecidos por su pérdida de autoridad.
No es un robo clásico. Es una anestesia general aplicada a la forma, tiempo y contenidos para educar. Igualmente un robo al protagonismo de los actores principales, los padres. Total: autoridad robada. Los padres no lo perciben, casi ni se dan cuenta. Cierto que hay algunos que afirman: «¡Qué puedo hacer!», o «¡Todos lo hacen!», o «¡Imposible ir contra toda esta marea!». Pero este «movimiento» no está plenamente extendido.
No les falta razón a ésos que lo perciben. Y da pena por el resto, que no se dan cuenta. Cuántos lamentos de cuánta gente luego. Sólo hay que preguntar por ahí…
Mi respuesta a esta madre preocupada
Al dar la cara sobre este asunto es lógico que me preguten, o comenten. Siendo, además, padre de familia, siento el problema como propio. Quiero repetir hoy la respuesta a esta madre y, después, añadir algunas cosas más. El tema es importante.
«Querida María José, muchas gracias por tu comentario, lo aprecio mucho. La voz de los padres es habitualmente evitada y acallada, no llega nunca a los foros más importantes donde se toman las decisiones, no llega evidentemente al Parlamento, donde se legisla la educación y muchos «aspectos colaterales». No solamente es complicado educar en estas circunstancias, también es problemático porque se lucha bastante contracorriente, hay muchos intereses contra los padres cuando educan. Voy a dedicar un artículo a esta temática aprovechando tus palabras, con tu permiso. Cordialmente».
Anestesia aplicada a la forma, tiempo y contenidos para educar
La anestesia es una sustancia o método que produce una pérdida o ausencia temporal de la sensibilidad. La sensibilidad es la capacidad de percibir, o darse cuente, de algo. ¿De qué no parecen darse cuenta los padres? De que ellos deben tener más protagonismo a la hora de educar. Y les está siendo robado. Sí, sí, en general lo hacen y en general parecen hacerlo. Pero el protagonismo está siendo robado.
En la forma
Porque hoy se «educa» de múltiples formas. Educación formal, no formal e informal, como es habitual desde que este tipo de análisis fuera desarrollado. Pero, por ejemplo, cuando las televisiones no respetan las reglas impuestas (por la ley) sobre contenidos televisivos y la forma de ser emitidos, cuando no respetan las normas sobre publicidad, se apoderan por la fuerza de la capacidad para educar de los padres.
Cuando, además, las tecnologías representadas ampliamente por teléfonos móviles o redes sociales absorben la capacidad de educar de los padres, creando en ocasiones terribles conflictos entre padres e hijos por el uso de estas tecnologías, entonces hay una peligrosa intromisión en los padres cuando educan, de la que están ampliamente indefensos. ¿La política? No me hagas reír. Hay un inmenso negocio detrás…
En el tiempo
Educan otros, ampliamente. O, dicho de otra forma, muchos padres han perdido capacidad de educar e influir. Son otros «agentes» los que lo hacen en un periodo crítico como la adolescencia o juventud. También cuando son niños estas personas que deben ser influidas con criterios y no con principios de consumo o ausencia total de normas y responsabilidad.
En los contenidos
Los contenidos son poderosos. Aquellos que son traídos por las televisiones que no respetan y se muestran sin rigor ni ética. Aquellos que son vehiculados por los teléfonos móviles y las redes sociales. TV, móviles y redes sociales están dando rienda suelta a sus principios de poder, invitando a consumir y generando una serie de problemas de los que se hablará mucho en el futuro.
Si quieres ver algunos de los problemas generados, aquí tienes mi serie sore el problema del aumento de los alumnos aturdidos:
El problema del aumento de los alumnos aturdidos (1 de 3)
Por qué hay alumnos aturdidos (2 de 3)
Cómo resolver el problema de los alumnos aturdidos (3 de 3)
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