Cerramos esta primera serie sobre el fracaso escolar. En concreto vamos a poner punto y seguido a un tema que, realmente, es imposible de cerrar. No haríamos justicia ni al tema ni a las personas que se encuentran en una situación de necesidad de ayuda educativa.
Detectar problemas de aprendizaje es importante para poder intervenir a tiempo y ayudar a la persona a subsanar las dificultades que presenta. Objetivo: prevenir el fracaso escolar y ofrecer oportunidades para prosperar en la etapa escolar en la que se encuentre.
Existen múltiples test diagnósticos, diseñados y validados para detectar dificultades de aprendizaje en niños en edad escolar y más allá de la escuela. Hacer uso de ellos es inteligente y necesario.
Arrancamos con lo que más duele del problema
Más allá de las cifras, creyendo a las mismas o no, estando en la certeza de que es un problema individual o un fracaso total del sistema, lo cierto es que hay miles de personas que sufren una situación en donde se dan algunas de estas características:
- Falta de motivación.
- Alto número de suspensos (tasa de reprobados, en algunos lugares de Latinoamérica).
- Abandono temprano del sistema.
- Infracualificación.
- Familias que sufren por todo ello.
Y llega el momento de evaluar. Y hay que hacerlo. No vale con ser magos de la conducta. Hay que aportar información valiosa del problema para intervenir con el mayor rigor y capacidad de acierto. Sobran las razones que justifican preocuparse y ocuparse del tema.
¿Puedes resolver el “test de inteligencia” que está arrasando? Y tiene truco
Hemos podido leer esto en la prensa, hace unos meses. Es un tema que se presta, incluso, al circo. La conducta y sus dimensiones pueden ser objeto de diversión. Pero llega el momento de atajar un problema y hay que ponerse serios y averiguar qué pasa. Luego, y sólo luego, podemos intervenir, validar nuestra intervención, ver qué pasa. Las intenciones deben ser claras: resolver el problema.
Por eso, por mucho que se intente hacer la broma del momento, o el reto de la temporada, las herramientas para detectar los problemas de aprendizaje prestan un servicio importante. Pero esto no quita que encontremos debilidades de las mismas o de las personas cuando se colocan delante de ellas.
Objeciones que podemos hacer al uso casi omnipresente de los test
¿Cuántas objeciones puede haber? Muchas y ninguna. Tranquilo. Algunas de ellas pueden ser las siguientes.
- Los test llevan a la persona a tener una actitud pasiva ante el proceso de orientación. En definitiva, se trata de acudir al especialista para que nos resuelva el problema. ¿Es así o no? Ojo con influir en las expectativas. Es más fácil creer que descubrir, y lo importante es descubrir. Hay un mito en creer que los test nos van a decir lo que tenemos que hacer. El tema es más complejo.
- No hay una previa conciencia por parte del sujeto de la necesidad y utilidad de los tests. Es importante tener en cuenta los planteamientos personales y sociales el valor y la utilidad de la información que el test aporta al propio sujeto. Esto aumenta su eficacia.
- Y un tema recurrente. La falta de preparación del personal en la utilización correcta de los tests. La teoría psicométrica es un mundo. Medir es muy importante, pero sacar conclusiones de los datos aportados por un test es un tema complejo que hay que saber usar de manera correcta. Goldman lo dice de manera elocuente: “realmente pocos orientadores poseen conocimiento técnico y las habilidades que debieran para el uso profesional de los tests estandarizados”.
Y ahora sí, cerramos esta serie por el momento. Van a venir más artículos dedicados al fracaso escolar. Pero, lo próximo, un post dedicado al Startup Weekend Sevilla centrado en la Educación. Fui uno de los 50 participantes. Nos encerramos 54 horas durante todo un fin de semana para crear nuestra propia startup, construir un prototipo, validar nuestra idea y presentar un modelo de negocio viable. Una experiencia de aprendizaje increíble.
Esto será en el próximo post. ¡No te lo pierdas!