Hay un inmenso movimiento de cambio sobre la escuela. Este movimiento es propio del tiempo de mudanza en el que nos encontramos, la necesidad de nuevas competencias y la incertidumbre de a qué exactamente nos enfrentamos cuando hablamos de la nueva educación.
Este tiempo y esta incertidumbre están dejando debates interesantes pero, también, problemas por resolver.
Una mirada a la escuela
Cuando asistimos a reuniones en la escuela, lo habitual es que nos hablen de los estándares académicos, los objetivos curriculares, los contenidos de las materias, el nivel de inglés que nuestros hijos van a conseguir, etc. En esas mismas reuniones se dedica cero minutos a aspectos importantes de la conducta como la diligencia o el autocontrol, por ejemplo. Hay ya quien dice que no es extraño que una parte del trabajo completo de educar se quede por hacer.
Esto no es una crítica a nuestros profesores. Como yo, igualmente profesor, tenemos un margen de maniobra relativo para trabajar estas cuestiones en el aula. Igualmente nos enfrentamos al debate de qué es educar. La presión sobre el profesorado de Educación Primaria y Secundaria es grande. Es frecuente su queja: «estamos agobiados con tanta burocracia y la presión del sistema incluye nuevos roles para nuestra tarea docente». ¿A qué presión se refieren? ¿Quién forma a los docentes en estos nuevos (o viejos) contenidos? ¿Cuál debe ser la tarea del docente en la escuela?
Competencias del docente moderno
Podemos leer por ahí que las 10 competencias del docente moderno son las siguientes (¡toma nota si no 
quieres quedarte atrás!). El profesor tiene que ser comprometido, preparado, organizado, tolerante, abierto a preguntas, contador de historias, innovador, entusiasta de las nuevas tecnologías, social y friki. Dime si no es para partirse de risa. Pero ¿»partirse»? Si no fuera porque se trata de requerimientos que vienen de distintos lados tal vez, pero es que es una realidad.
Escriben Travers y Cooper: «Nuestro sistema educativo ha venido sufriendo en los últimos años enormes y rápidos cambios, siempre acompañados por las denuncias de los profesores respecto a la escasa e insuficiente ayuda que reciben para afrontarlos. Como consecuencia de esto, la mayoría de los docentes suelen verse sometidos, en un momento u otro de su carrera, a un intenso y a menudo insoportable estrés».
¿Profesor contador de historias y friki? ¿De dónde ha salido eso?
Algo no cuadra
Aquellos que formamos a los profesores de Primaria y Secundaria, si nos hacemos eco de estas nuevas demandas docentes, podemos preguntarnos: ¿En qué Facultad de Educación del mundo se aprende a ser comprometido, preparado, organizado, tolerante, abierto a preguntas, contador de historias, innovador, entusiasta de las nuevas tecnologías, social y friki?
Si algo sobresale en los programas de formación es que los alumnos acceden a múltiples contenidos donde «lo cognitivo» sobresale sobre todo lo demás. Es increíble que aún hoy cuando formamos a los futuros docentes de Secundaria (a través de nuestros Másters en Formación del Profesorado ESO), con nuestras aulas abarrotadas de alumnos, éstos reciban casi exclusivamente información y casi nunca entrenamiento.
Es como seguir una tradición de formación, ya comenzada en Primaria y Secundaria, luego en el grado universitario. Los alumnos deben conocer, saber, comprender, memorizar, reconocer, diferenciar, añadir, diferenciar, etc. Estos son los verbos que se relacionan con lo cognitivo, siendo la información que reciben y aprehenden lo fundamental. ¡Y seguimos hablando de nuevas competencias docentes!
Y vuelvo a repasar de nuevo las 10 competencias docentes y sigo preguntándome:
¿Qué programa de qué materia forma a los futuros docentes para que sean abiertos a preguntas y tolerantes? Sobre lo otro ni una palabra más.
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