El martes 3 de marzo el Gobierno español daba un nuevo paso para la reforma de la LOMCE, la vigente ley de educación en España. Sobre ésta se mantiene un destacado silencio, casi considerándola laguna legislativa, o una actitud beligerante en los textos legales, como puede verse en la página web del Ministerio de Educación y Formación Profesional.
En concreto, aprobaba el nuevo proyecto de ley educativa, la LOMLOE, el Proyecto de Ley Orgánica de Modificación de la LOE, que de facto implica la modificación de la ley socialista LOE y la eliminación de la LOMCE de los populares. Esta quizás sea la mejor prueba de que, en verdad, la LOMCE no cambió tanto la LOE, a la cual hoy se refuerza de nuevo.
Dado el calendario legislativo español, y el ritmo que llevan los acontecimientos, es más que probable que esta ley esté aprobada para el próximo curso escolar 2020-2021. Tal vez ni el coronavirus lo impida.
Son muchas las cosas que se han dicho sobre este proyecto. Más se irán diciendo. Algunas de éstas están ampliamente difundidas en los medios de comunicación como, por ejemplo, que es una ley que ataca a la educación concertada, cerca a la Religión y da alas a la Generalitat de Cataluña para decidir sobre el castellano en esa comunidad. La ministra de Educación y FP dijo de ella que iba a ser «la primera pieza de un proyecto educativo que va a tener gran impacto». No obstante, hay opiniones para gustos variados.
Sobre la misma también se posicionaron algunos sindicatos. El secretario general de la Federación de Enseñanza de CCOO afirmó que «es una ley que permitirá recuperar calidad, equidad e igualdad de oportunidades; acabará con los itinerarios segregadores, pondrá en valor la FP y devolverá la asignatura de Religión a su status anterior».
Otros sindicatos se han desmarcado claramente de posiciones como las anteriores. Ahí está el presidente de CSIF Educación, Mario Gutiérrez, el cual ha criticado el proyecto de ley porque «nace sin negociación previa y con un déficit de 26.600 docentes y 7.000 millones de déficit en inversión educativa».
¿En qué quedamos?
Las leyes como armas arrojadizas
Son muchos los objetivos de la nueva ley educativa, si bien hay una serie de ideas básicas que inspiran el nuevo texto. A algunas de estas ideas sobre el papel difícilmente se les podría poner alguna pega. Digo sobre el papel porque la manera grandilocuente de hablar de un ministro o ministra («proyecto educativo que va a tener un gran impacto»), luego es la realidad la que despeja las dudas sobre cuánto marketing político hubo en sus palabras, por cuanto que las cifras discuten y hasta dejan por tierra las mismas.
Es más, la madurez de una sociedad y una democracia permite advertir que estas palabras, en la mayoría de los casos, no pasan de marketing político y son un abono para el lucro electoral, es decir, engrasan la maquinaria para ganar votos y elecciones.
Cuando amplias capas de la población, medios de comunicación y miles de instituciones piden «a voces» a la clase política un pacto por la educación, el texto de reforma de la LOMLOE afirma lo siguiente: «Puede afirmarse que dicha Ley (la LOMCE) representó una ruptura del equilibrio que se había alcanzado en la LOE entre diferentes visiones y planteamientos acerca de la educación que deben necesariamente convivir en un sistema democrático y plural».
Así, no solamente es imposible, sino que además es la mejor forma de señalar quiénes son los buenos y quiénes los malos. Mientras, profesorado y alumnado, al albur de políticos que buena parte del día están tirándose los trastos a la cabeza.
Moraleja, poco importan de verdad aspectos tales como el fracaso escolar, el bajo rendimiento educativo, la ausencia de una visión concreta sobre la importancia de las competencias o la, como mínimo, sospechosa relación entre baja calidad del sistema educativo y los inmensos problemas de desempleo juvenil que hay en España.
Objetivos de la nueva ley educativa
Pero, el proyecto de texto legal entiende que los objetivos de la nueva ley son:
- Modernizar el sistema educativo.
- Recuperar la equidad y la capacidad inclusiva del sistema.
- Mejorar los resultados y aumentar el éxito escolar.
- Estabilizar el sistema educativo como pilar básico de las políticas de conocimiento.
Pero, en ello tenemos que…
Modernizar, porque hasta ahora no lo era, según entienden. Van tarde, la LOMCE solo fue cosa de 6 años. Hubiera sido mejor enterrar las reformas anteriores y empezar de nuevo.
Escuela inclusiva, bienvenida sea, pero hasta ahora ¿qué lo impedía? En mi opinión lo mismo que a partir de ahora, el sistema está poco hecho para todos aquellos alumnos y alumnas con realidades y necesidades diferenciadas.
Mejorar los resultados y aumentar el éxito, no educativo, sino escolar, que es lo que parece importar. Esto se contradice con el manido tema de las competencias. El texto apuesta una y otra vez por dinamitar la raya que divide escuela y vida, pidiendo que se acerque la vida real a la escuela y viceversa. Pero, para ser creíble yo diría más: que la escuela se convierta en vida y, de esa forma, cobre sentido el currículum que se desarrolla en la misma. De esta forma, metodologías y evaluación cobrarían más sentido y ayudarían de verdad a lo importante, a que nos vaya bien en la vida.
Ahí de nuevo es donde las competencias pueden ayudarnos. Estas son habilidades, capacidades y conocimientos que una persona tiene para cumplir eficientemente una determinada tarea. No solo incluyen aptitudes teóricas, sino también definen el pensamiento, el carácter, los valores y el buen manejo de las situaciones problemáticas. Y nuestro currículum pide trabajarlas, en teoría, pero resultan ser las hermanitas pobres del sistema. Una lástima. En su defecto, tenemos objetivos y contenidos, en muchos casos alejados de la vida real de las personas, y metodologías y formas de evaluación que dejan poca huella para el éxito en la vida, como más bien debía haber dicho el proyecto de texto legal.
Y estabilizar el sistema educativo, cayendo en la cuenta que los sociólogos de la educación afirman que una ley debe tener, al menos, 10 o 15 años de desarrollo para saber si aportó algún resultado interesante. Ya sabemos lo que pasa con el discurso político. Para algunos y para los otros las leyes del lado contrario son siempre malas, antes incluso de haberse publicado.
Estabilidad, ¿en serio?
Profesores con ganas, pero con pocas herramientas
Y como colofón, una profesora amiga, que siempre he considerado talentosa, con ganas y hoy está muy preocupada, me decía:
«Los resultados y el panorama actual, no avala que vamos bien. El enfoque competencial está muy bien, pero la falta de rigor y sobre todo de presupuestos no permiten otro tipo de enseñanzas. Las individualizaciones y adaptaciones están muy bien, pero caen por su propio peso con ratios elevadísimas, y un alumnado alimentado por las nuevas corrientes que saben cómo manejarse para ir superando cursos. Así no se pueden aplicar otras metodologías e innovar. Todo se queda en la teoría y en perder el tiempo. Es querer quedar de innovadores poniendo un parche en un inmenso agujero negro.
Los políticos tienen a la Educación Pública confundida y enredada desde hace mucho, que es lo que interesa. Porque si de verdad les importara, lo primero que harían es pisar las aulas y preguntar a los docentes».
Agradezco su sinceridad, nos ayuda a ver el problema más claramente.
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