En el artículo anterior hablábamos de la importancia de hacer una evaluación del fracaso escolar correcta desde el inicio. Esta cuestión trae de cabeza ya a muchos padres, conscientes de que en ocasiones se cometen errores importantes que lastran el caso desde el principio.
Comentábamos cuántos errores hay desde que comienza esta evaluación. Muchos de los problemas mal resueltos se deben a evaluaciones incorrectas, incompletas y/o incompetentes. Un mal enfoque, las prisas, las pseudointuiciones del evaluador, la falta de formación, el uso incorrecto de los instrumentos de evaluación, como en el caso de los tests, etc., están muchas veces presentes y desvalorizan el caso hasta dejar de asegurar una resolución del mismo.
La buena noticia es que, por lo menos, muchas familias empiezan a ser conscientes del tema. Más y mejor información sobre los casos, acudir a internet (arma de doble filo, pero me pone sobre la pista…), compartir con otras familias (que a veces es como pedir una segunda opinión), etc., ayuda a tomar las mejores decisiones, en un momento donde también pueden cometerse errores de calado.
La evaluación psicopedagógica es necesaria
En muchas ocasiones no somos conscientes por qué una correcta evaluación es importante. Detrás de un pensamiento del tipo (“Sé lo que tiene mi hijo” o “Fulano sabe mucho y me comenta que esto seguramente es este problema”), sólo se esconde la prisa por pasar a la siguiente fase (necesaria, pero todo a su tiempo) u otros problemas que no hacen más que allanar el terreno al error en el tratamiento del mismo.
La evaluación psicopedagógica es necesaria hacerla a tiempo y con el máximo rigor. Entre estas dos cosas, desde luego lo más importante es el rigor, pues los errores conducen a la nada, es decir, a invertir dinero y tiempo y poner todo para no resolver el caso.
Hacer una evaluación a tiempo es importante, pero os pido una lectura atenta de esto:
- Siempre hay un momento. No debemos caer en la desesperanza de pensar que el tiempo para el diagnóstico ya ha pasado. Intervenir en esta fase cuanto antes es muy importante, pero es más importante intervenir que dejar de hacerlo porque pensemos que ya es tarde.
- Por tanto, cuando seamos conscientes de que hemos de intervenir, y lo primero que toca es evaluar, hay que ponerse en manos de servicios profesionales que ayuden de una manera rigurosa con esa fase de evaluación.
- Y, finalmente, si el equipo evaluador es pesimista porque afirma que “es demasiado tarde”, decid adiós a ese equipo y poneos en manos de otros con otro criterio. Mantener la esperanza es un ingrediente del éxito de todo programa de intervención.
Entonces, vamos a evaluar ya
Si estamos decididos a evaluar, o a que otros inicien esta evaluación, es importante, finalmente, unas palabras sobre la utilidad de esta evaluación. Ya hemos hablado parcialmente de ello, pero es necesario seguir haciendo hincapié: con la evaluación podemos iniciar el camino hacia la toma de decisiones sobre las respuestas educativas más convenientes en cada caso. Nuevamente: ¡el éxito o el fracaso comienzan aquí!
Entonces, evaluar para:
- Comprobar la presencia de necesidades educativas específicas.
- Comprobar el estado de funcionamiento del estudiante en las dimensiones del desarrollo humano.
- Comprobar el nivel del estudiante respecto a la competencia curricular, tanto con respecto a sus necesidades como con relación a sus potencialidades.
- Identificar los procesos, estrategias y ritmos de aprendizaje así como el tipo de inteligencia que predomina, la toma de decisiones relativas a la escolarización, elaboración y aplicación del apoyo curricular, determinar los recursos y apoyos específicos, determinar la orientación a los agentes escolares, docentes y familia y definir las acciones de corte escolar más convenientes.
Ciertamente todo esto es necesario. Trata de evitar las prisas, los malos consejos y la falta de rigor de aquellos que vayan a realizar la evaluación. ¿Cómo? Comparte información, pregunta en otros lugares, lee, pregúntate.